Un Mahabharata modernizado (18/05/1968)

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( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 06 cap. 46 )

Un Mahabharata modernizado

18 de Mayo de 1968

Bombay

Conferencia Mundial de las Organizaciones Sathya Sai de Servicio

LA SABIDURÍA ETERNA (Sanathana Dharma) postulada en el hinduismo es como los Himalayas: suprema, soberana, rica, reconfortante, tranquila y protectora; ¿por qué, entonces, debe la gente anhelar volcanes que arrojan fuego y humo, despertando las malas pasiones en el hombre? Es purificante como las aguas del Ganges, en las cuales no puede vivir ninguna bacteria dañina; ¿por qué entonces buscar las aguas del mar, que no pueden saciar la sed del hombre sino que la hacen más aguda? Las culturas ajenas no pueden ser adecuadas para la gente de esta tierra, pues ha crecido en esta atmósfera durante siglos. Esta cultura es la mejor para los pueblos de todos los climas y etapas de la vida. Es universal; es para siempre.

Las diferencias regionales de clima, cultivos, topografía e historia pueden enfatizar algunas virtudes más que otras; pueden llevar a que se establezcan unas restricciones más que otras, pero la meta común de los sabios y santos de todas las tierras es guiar al hombre hacia Dios e impedirle caer al nivel de la bestia. El hombre debe obtener ecuanimidad; debe estar firmemente establecido en la verdad y el amor. Esto hará que su corazón refleje al Señor que está dentro. Cuando el camino establecido para la elevación del hombre está lleno de arbustos espinosos y es irreconocible, el Señor mismo toma forma humana y lo vuelve a marcar.

La restauración del dharma consta de dos operaciones: la remoción de lo incorrecto y el restablecimiento de lo correcto. En la actualidad, el único medio por el cual estos dos objetivos pueden lograrse es la recordación del Nombre. El dharma es capaz de conferir todo lo que el hombre puede desear, aquí y en el más allá. Es Kamadhenu, la vaca celestial que otorga todos los dones. Con el nombre de Dios como cuerda, pueden amarrarla al poste, la lengua; luego pueden obtener de esa vaca todo lo bueno que anhelan. Ella se quedará en el establo de su corazón. Al comienzo, esta recordación es mejor hacerla en compañía, pues cuando la hacen solos, los pensamientos dispersos serán más fuertes que la seriedad que pongan. Una sola brizna de hierba tiene poca fuerza, pero un gran número de ellas entretejidas en forma de cuerda puede servir para atar a un elefante a un árbol. La mente salvaje puede ser amarrada por la fe que es confirmada en buenas compañías.

Arjuna se quejaba a Krishna de los desvaríos de la mente; le dijo que estaba cambiando siempre sus objetivos, que estaba llena de peligrosas posibilidades, ya que puede esclavizar a sus sentidos, que era incontrolable y difícil de destruir. Pero la mente puede ser controlada y hasta eliminada por medio de una intensa meditación sobre el Dios inmanente. Cuando lleguen a esa etapa, la ira, la ansiedad y la envidia cesarán de molestarlos; las ataduras del «yo» y «lo mío» se romperán y tendrán una paz que nada podrá perturbar. Sus esfuerzos deben ser en proporción a la magnitud de la ganancia que esperan, ¿no es así? Anhelan la bienaventuranza pero se aferran a placeres mezquinos y eluden arriesgar la cantidad necesaria de esfuerzo para ganarla.

Hubo una vez un sultán que oyó acerca del Mahabarata que los hindúes reverencian como El Quinto Veda y comisionó a un poeta hindú que vivía en su reino para que escribiera un Mahabharata poniéndolo a él como el héroe que vuelve a ganar el imperio, y amenazó al poeta con los más terribles castigos si no lo terminaba en determinado tiempo. El poeta tuvo que aceptar, simuló estar dedicado a ello y le dijo al sultán que lo estaba retratando como el mayor de los hermanos Pandavas y que los «cuatro hermanos» restantes eran sus visires, y que en el Mahabharata que él estaba escribiendo los enemigos del sultán eran los Kauravas. Esto hizo muy feliz al sultán y se empezó a impacientar por leer la epopeya tan pronto como estuviera terminada. El poeta, sin embargo, se demoraba. Un día, cuando le preguntó la razón, le dijo al sultán: «Majestad, estoy esperando la aclaración de un sencillo asunto que me está dando mucha molestia. La reina es, en mi epopeya, la contraparte de la reina del mayor de los Pandavas; así es como debe ser, puesto que usted aparece como el mayor de los cinco heroicos hermanos; pero en el Mahabharata original, ella era la esposa de todos los hermanos. En mi poema, sus visires son aquellos hermanos; todos reciben esos papeles en esta nueva versión. Ahora, ¿debo describir a la reina como la esposa de los visires también, o…?» El sultán no esperó a escuchar el resto; descartó todo el proyecto… y pronto despachó al poeta.

Si están ansiosos de alcanzar una meta, deben estar preparados para hacer todo el trabajo, vencer todos los obstáculos, de otra forma no deben ni siquiera pensar en tener ese deseo. Los cinco hermanos son los cinco aires vitales (pranas) del cuerpo humano y juntos constituyen una entidad, y Draupadi, nacida del fuego, es la energía que activa el cuerpo. Al ignorar esto y tomar la epopeya como una historia de reyes y reinas y guerras dinásticas, se pierde el significado.

Cada miembro de la Organización Sathya Sai debe ser un aspirante espiritual, alguien que practique la disciplina para la conquista de su egoísmo y codicia y el sentido del «yo» y «lo mío». El presidente, el vicepresidente y el secretario deben ser más entusiastas que los miembros en este esfuerzo y ser ejemplos para el resto. Estos cargos no deben ser considerados como posiciones de autoridad o «premios» por la devoción. Deben ser aceptados con humildad y ejercidos con amor por los miembros y las personas del público.

Amen a todos, respeten a todos, sirvan a todos; pero no crean que todos tienen iguales derechos, obligaciones y deberes. No pueden decir que todas las vacas son iguales y comprarlas por docenas. Algunas podrían ser estériles, otras, requerir más alimento, otras, dar menos leche, otras más ser jóvenes, otras decrépitas, así que tienen que distinguir y después decidir. No todos los carros son iguales, ni lo son todos los hombres. El deber (dharma) para cada uno tiene que ser diferente, pues está condicionado por factores cambiantes tales como edad, profesión, posición, autoridad, escolaridad, y también importa si una persona es mujer o varón, maestro o alumno, amo o sirviente, niño o joven, padre o hijo, dependiente o libre. Pero los principios básicos del dharma son la verdad, el amor, la paz, la fortaleza y la no violencia. Los varios códigos, escritos o no, no son sino elaboraciones de estos principios básicos.

Hoy en día se critican mucho los códigos de conducta establecidos en el pasado para las cuatro castas y las cuatro etapas de la vida; pero no hacen un enfoque constructivo, porque aquellos que tratan de alterarlos no tienen conocimiento de los Shastras, donde fueron promulgados ni han tenido experiencia de estos códigos en su vida diaria. El sánscrito es el idioma de los Shastras y de los textos sagrados del Sanathana Dharma; por eso la Organización Sathya Sai debe proveer facilidades para el estudio del sánscrito tanto por los mayores como por los niños. Ésta es una de las primeras cosas que deben emprender. La tragedia es que los mismos pandits que son los depositarios deja enseñanza en sánscrito no enseñan el idioma a sus propios hijos, aunque claman por un mayor reconocimiento de su propia erudición. El conocimiento del sánscrito está desapareciendo rápidamente debido a esta negligencia suicida. El hecho es que la atmósfera está viciada por la hipocresía y la insinceridad. Nadie se alza con valor y proclama su convicción y actúa de acuerdo con ella. Los pandits alaban las antiguas escrituras pero no dan ni siquiera los pasos elementales para asegurar que sean preservadas y estudiadas. ¡Líderes del pueblo que reniegan del idioma inglés en las tribunas envían a sus hijos a escuelas donde el inglés es el único medio de instrucción! Ningún miembro de las Organizaciones Sai debe practicar este engaño. Deben ser sinceros practicantes de lo que profesan. Eso es dharma.

Podemos distinguir cuatro tipos entre los hombres: aquellos que son tan buenos ellos mismos que no están inclinados a notar las faltas de los demás, es el más alto; ellos, por lojanto, ven a todos como justos y virtuosos. El tipo mediano; aquellos que ven lo bueno como bueno y lo malo como malo. El tipo inferior, aquellos que aceptan sólo lo malo e ignoran lo bueno, y, finalmente, el tipo peor, aquellos que juzgan como bueno sólo lo malo y obligan a aceptarlo. Ustedes deben evitar el cuarto y tercer tipo y esforzarse por elevarse al nivel del segundo y el primero. Todas . las reglas y disciplinas que han sido prescritas por esta Conferencia para sus actividades son para ayudarlos en este esfuerzo espiritual. Tienen la intención de beneficiarlos, no de aumentar mi autoridad. En lo que a mi concierne, hay una sola regla que los ata a mí: la regla del amor. Este amor los inspirará, instruirá, tranquilizará y reconfortará.

Conferencia Mundial de las Organizaciones Sathya Sai de Servicio

Bombay, 18 V 68 (mañana)