Ni sastravada ni buddhivada (Ni las escrituras, ni la lógica) (12/04/1959)

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( Impreso en castellano en Mensajes de Sathya Sai, Tomo 01 cap. 20 )

Ni sastravada ni buddhivada ( Ni las escrituras, ni la lógica )

12 de Abril de 1959

Venkatagiri

Conferencia Adhyáthmica

Varanasi Subrahmanya Sastri habló largo rato acerca de dos tipos de investigadores en la actualidad y del conflicto entre los dos, a saber, los sastravadinis y los buddhivadinis. Dijo que los sastravadinis aceptaban la sabiduría de los antiguos el modo en que está registrada en los Sastras como la auténtica y la de mayor autoridad. Dijo que los buddhivadinis preferían seguir el camino de la razón y aceptar como autoridad solamente aquellas cosas que satisfacían su lógica. Claro, él mostró los defectos en el último grupo de personas dando cierto número de ejemplos y exponiendo las falacias de los buddhivadinis. Citó con profusión los textos de las escrituras e hizo que su discurso se volviera abstruso y erudito. Me parece que gran parte de lo que expresó pasó por encima de sus cabezas y que han perdido la esencia de lo que él quería comunicar.

La razón o buddhi disfruta con la discusión y la controversia; una vez que cedan a la tentación de la dialéctica, les llevará mucho tiempo escapar de sus cadenas y borrarla de su mente para que puedan disfrutar de la felicidad que viene de su anulación. En todo momento deben estar conscientes de las limitaciones de la razón. El estado mental lleno de preguntas y dudas (savitharka) debe ceder el paso al estado mental sereno y sin preguntas (nirvitharka), y la mente repleta de pensamientos (savichara) debe hacer lo propio con la mente sin pensamientos (nirvichara). La razón puede ayudarles sólo en cierto trecho del sendero hacia Dios; el resto es iluminado por la intuición. Sus sensaciones y emociones falsean hasta los procesos de sus pensamientos y la razón se vuelve un toro indomado. Muy a menudo, el egoísmo tiende a alentar y justificar los desvaríos, pues una persona es llevada por el camino equivocado por su razón misma si ese es el camino que le gusta. Frecuentemente ustedes llegan a la conclusión a la que quieren llegar. A menos que tengan muchísimo cuidado en examinar, al mismo tiempo que está ocurriendo, el proceso mismo del razonamiento, hay el peligro de que estén siguiendo nada más la senda que ustedes mismos han establecido. La razón sólo puede domarse con la disciplina, con la aplicación sistemática del yugo, del anillo nasal, del látigo, etc. O sea, por medio de la compasión (daya), de la ecuanimidad (santham), de la paciencia (kshama), de la conformidad (sahana), etc. Adiéstrenla a que camine quietamente por cortos tramos de camino al comienzo y luego, una vez que estén más seguros de su docilidad, pueden llevarla por el camino tortuoso de las séxtuples tentaciones: el camino de la sensualidad, la ira, la codicia, el engaño, el orgullo y los celos. Padmasura, por la gracia de Dios, había obtenido gran poder, aun el de volver cenizas a cualquiera en cuya cabeza colocara su mano; pero sus instintos no habían sido domados y su razón no había sido purificada; así, en su codicia y egoísmo, trató de reducir a cenizas al mismo dador del don.

Los Sastras sólo son mapas de carreteras; cuando mucho, son guías que describen el camino y dan las indicaciones para el viaje. Es el viaje mismo el que revelará las penalidades, las demoras, los derrumbes y los hoyos, así como la belleza del paisaje y la magnificencia de la meta final. Ningún relato de segunda mano puede igualar la experiencia directa. Además, los Sastras pueden hablar de una cosa de muchas maneras distintas, para elaborarla, para una mejor comprensión; hasta los Vedas ensalzan una cosa en diez diferentes formas poéticas, desde diversos ángulos y puntos de vista; pero hay eruditos que intentan tratar a cada una de esas afirmaciones como si fueran distintas y tuvieran connotación diferente; y así hacen mayor la confusión en vez de reducirla. Los símbolos del mapa son interpretados diferentemente por distintos eruditos de acuerdo con sus nociones preconcebidas y según sus predilecciones y teorías favoritas. De modo que los sastravadinis tampoco tienen siempre la razón; pueden ser descarriados por el deseo de ganar un punto a su adversario; pertenecen a ciertas escuelas de pensamiento y esto también actúa como un freno en su libertad de buscar y conocer el verdadero significado de los Sastras.

Yo no soy exponente de los Sastras ni de Buddhi, soy Premavadin, o sea, exponente del amor. Por ello, no tengo conflicto con ninguno de los sabios que se adhieren a los textos ni con ninguno de los devotos de la razón. Ambos grupos tienen buenos puntos, de igual modo que limitaciones. Si ustedes engendran amor puro, pueden dejar a los Sastras a un lado, pues el objeto de todos éstos es justamente ése: crear el sentido de amor igual para todos (sarvajanasamanaprema) y negar el egoísmo que impide el camino. También la razón, si se interpone en el camino de este amor, debe ser descartada por pervertida. Todo el tiempo y la energía gastados en leer los Sastras están perdidos si el estudio y la reflexión no les ayuda a reconocer que la mente es peor que un mono borracho. Asimismo, los peregrinajes son para elevar el corazón, sublimar los impulsos y llevar al ser inferior a niveles más altos de pensamiento y acción. La razón sirve el mismo propósito, o por lo menos así debería hacerlo. La razón busca conocer la unidad del universo, el origen y meta de todo ello, las leyes que gobiernan el microcosmo (anu) y el macrocosmo (brhath); y atisba por detrás de la cortina que siempre se aleja para obtener un vislumbre del director de escena (el sutradhara) , que es quien jala las cuerdas.

No se dediquen al cultivo de los deseos (ichchakrishi). Ese es un proceso inacabable de siembra y cosecha; nunca alcanzarán el contento; satisfecho, un deseo fomentará la persecución de otro. Este año es llamado Vikari o torcido. Así, estén alertas. No corran en pos de deseos tortuosos o torcidas satisfacciones. Todos los caminos que conducen al reino de los sentidos son tortuosos y ciegos; sólo el camino que lleva a Dios es recto. Cultiven el camino de la rectitud (nithi) en todo. Esto revelará al Atma. La rectitud les ayudará a superar a los tres gunas. El tratamiento que deben darles a estos gunas es el de molerlos hasta hacer una pasta de la cual pueda brotar un nuevo sabor de bienaventuranza (ananda), de igual manera que ustedes muelen sal, ají y tamarindo juntos para obtener un delicioso chutney para su comida. No debe dominar ninguno de los gunas; todos deben ser domados y desviados para llenar el lago de ananda. Es el ananda interno el que importa, no el externo, el sensorio, el objetivo, el mundano. Si el equilibrio interno no está perturbado por los altibajos externos, ese es el verdadero éxito. Cada día es igual a otro: salida y puesta del sol, creciente y menguante de la luna, las estaciones, etc., pero cuando han pasado 365 días, lo llamamos un año nuevo y le damos un número nuevo; mas el sol y la luna no son afectados por ello. Sean como el sol y la luna. No se preocupen si indican el año viejo o el año nuevo.

Nadie tiene que hacer nada positivo para descubrir el atma; cuando sea removido y destruido el velo de la ilusión, entonces se revelará en toda su gloria. Lo que se necesita es la remoción de la niebla, la nube y el miasma; el desechar todos los velos colgantes que limitan al ser dentro del cuerpo y sus atributos. ¿Cómo se remueve la niebla? ¿Cómo se limpia el espejo de manera que el atma pueda reflejarse claramente y sin distorsión? La mente y la razón, la mente que les hace creer en los Sastras como la última autoridad y la razón que les hace creer que ella es la autoridad suprema, deben frotarse y pulirse. ¡Se empañan con tanta facilidad! Requieren atención constante. Como un recipiente de cobre que debe frotarse con tamarindo y lavarse y secarse para que pueda brillar como nuevo, la mente también debe ser tratada siempre con recordación del nombre (namasmarana), el hacer toda cosa bien (satkarya), y el buen comportamiento (satpravarthana) y la contemplación del bienestar de todos.

El sol está allá arriba en el cielo; la nube que pasa es la que lo esconde de la vista de ustedes. El mundo sensorial es la nube que esconde el atma que brilla eternamente en el firmamento del corazón de ustedes. La misma mente que reúne las nubes también puede dispersarlas en un instante; pues es como el viento que las junta de todos los rincones y oscurece el cielo; y un instante después cambiando de dirección, las envía todas en un remolino al sitio de donde vinieron. Adiestren la mente para que disperse las nubes, no para que las reúna. Cada aspirante tiene que hacer esto siguiendo una disciplina sistemática. De un salto no pueden alcanzar la cima; es tarea ardua negar la evidencia de los sentidos; hay que dominar las tendencias que se han desarrollado durante cientos de nacimientos. El mundo es una ilusión y todo es Brahman, pero sólo para aquel que ha alcanzado la última meta; mientras se alcanza esta conciencia total (purnaprajña), hay que esperar con paciencia, anhelando y preparándose. El niño en crecimiento no puede ser alimentado con comida de adultos; hay que ajustarla a sus necesidades y disposiciones. No hay que hacer más de lo necesario y también se debe evitar el no hacer nada. Una cosa y otra llevan a la enfermedad y arruinan la salud.

No considero que los Sastras o la erudición intelectual sean muy esenciales para el practicante (sadhaka). Yo les aconsejo que desarrollen ananda, no a través de estos medios difíciles y hasta dudosos, sino mediante el cultivo del amor (prema) que comienza en el hogar y la familia y se extiende a todas las criaturas. Depongan el arma afilada que busca analizar y derrumbar los argumentos del oponente para cortar su punto de vista en pedazos. Adopten el dulce (laddu) del amor que derrama alegría y conquista los corazones recalcitrantes.

Ese es mi sendero, el sendero del amor puro por el cual los he de llevar. Es por esto que ofrezco mi tarjeta de visita a cada uno de ustedes cuando vienen a visitarme. Sé su nombre, sus grados, su profesión, su posición social y su historia. Pero ustedes no conocen los míos. No tengo necesidad de enterarme de toda la información acerca de ustedes por sus tarjetas; sin embargo, quiero que ustedes conozcan algo de mi gloria y por esto les doy un vislumbre de ella en forma de un milagro (mahima). Pero asimismo les doy lo suficiente de mi prema para que puedan mezclar algo del mismo con cualquier cosa que hagan o sientan o piensen y hacerlo dulce y sabroso.

Conferencia Adhyáthmica de Venkatagiri, 12-04-1959.