La verdadera igualdad entre las personas debe lograrse, no mediante la distribución equitativa de las ganancias materiales, sino mediante el cultivo del amor desinteresado que promueve un sentido de la Divinidad inherente a todos los seres. Miren más allá del materialismo hacia el Ser Supremo que es el proveedor de todas las cosas. Cuando reconozcan al Uno como presente en todos los seres y respeten a cada uno como una manifestación de lo Divino, lograrán la igualdad en el verdadero sentido del término. Internalicen el hecho de que este cuerpo les ha sido otorgado para realizar servicio desinteresado. También comprendan que nada en la creación es para el uso exclusivo de una sola persona. Por lo tanto, debemos descartar el sentimiento: «Estas cosas me han sido dadas para mi uso exclusivo, son mías». Los antiguos sabios enfatizaron la importancia del Karma Yoga, es decir, el cumplimiento de los deberes propios en la vida con un espíritu dedicado. Por medio del Karma Yoga, deben lograr el control de los sentidos y desarrollar las cualidades del amor universal, la tolerancia y la compasión. Discurso Divino del 11 de diciembre de 1985.