La Encarnación es para promover la rectitud (Dharma), para demarcarla y dirigirla, y para demostrar a la humanidad el auténtico camino, el de la actividad sin deseos. El médico, como primera medida, diagnostica la enfermedad. Después prescribe el tratamiento. De la misma manera, ustedes deben someterse al diagnóstico de su enfermedad, es decir, las penurias, dificultades y dolores. Investiguen sin temor y con cuidado, y hallarán que si bien la verdadera naturaleza de ustedes es la bienaventuranza, se han identificado falsamente con lo temporario, lo frívolo y lo miserable, y que este apego les ha acarreado toda la tristeza. Deben darse cuenta de que tanto la alegría como la pena son fases pasajeras, como nubes blancas y oscuras sobre un cielo azul, y tienen que aprender a tratar con ecuanimidad tanto a la prosperidad como a la adversidad. Con solo utilizar bien el tiempo, el ignorante (pamara) puede convertirse en un asceta del orden más elevado (Paramahamsa), y este asceta puede llegar a ser uno con el Señor, el substrato y substancia universales (Paramatma). ( Discurso de 23 de noviembre de 1961)