Decir que Dios es la causa fundamental de todo, es verdad hasta cierto punto. Pero ustedes no son arrojados por Él a la jaula de hierro de un destino sin escapatoria. No culpen por su condición al destino ni a las estrellas. Él los ha dotado del discernimiento y el desapego, y también de un sentido de asombro y maravilla; tienen que usarlos para alcanzarlo a Él. Si bien están sujetos, no están totalmente incapacitados. Una vaca, atada mediante una cuerda a un poste, puede caminar alrededor del mismo y pastar en toda la zona alcanzada por la cuerda. Cuando toda la hierba de allí haya sido consumida, ¡tal vez el amo pueda aflojar el nudo y atarla a otro poste! Pasten libremente todo lo que permita la cuerda, pero no se alejen demasiado del poste, tirando de la cuerda, porque podrían lastimarse el cuello. (Discurso, 24 de noviembre de 1961)