EL servicio se ha convertido en una palabra de moneda corriente, pero su valor está muy reducido por la hipocresía de los usuarios. Hablando honestamente, quienes se sienten afligidos con agonía a la vista del dolor y el sufrimiento, la aflicción o la enfermedad, tienen el derecho de ofrecer servicio; ya, que ellos no están sirviendo a otros, sino que están sirviéndose a sí mismos, sirviendo para quitar tan rápida e inteligentemente como pueden, su propia agonía. El servicio a otros es la medicina que uno necesita para uno mismo, con el fin de aliviar el sufrimiento que lo llena a uno al ver la agonía en otros seres. Sientan que están sirviéndose a sí mismos, que están conteniendo su propio ego. De lo contrario el servicio eleva su auto-estima y desarrollará un sentido de superioridad, los que son ambos dañinos espiritualmente. Discurso del 21 de abril de 1967.