No se le debe permitir a la mente vagar a su antojo. Debe ser controlada sin la menor indulgencia o misericordia. Si es posible, deben apuntar incluso a su destrucción, es decir, a hacer que la mente se mantenga alejada del contacto con los objetos mundanos. ¿Por qué? Porque solo cuando esto es llevado a cabo, uno podrá comprender su verdadera identidad. La realización de esa realidad es el estado llamado liberación (mukti). Entonces, todas las variedades de problemas y penurias, dudas y dilemas llegan a su fin; uno supera la pena, la ilusión y la ansiedad y se establece en la calma sagrada de la paz. Primero, abandonen todos los impulsos impuros y cultiven los puros. Luego, poco a poco, intenten renunciar incluso a éstos y dejar la mente sin objeto (nir-vishaya). La paz así alcanzada, será refulgente, dichosa y asociada a la sabiduría; ¡esta es, en verdad, la experiencia de la Divinidad, de Dios mismo! -Sathya Sai. Prasanthi Vahini, cap. 12.
