En la corriente del tiempo, sin principio ni fin, ruedan sin cesar la noche y el día, el verano y el invierno. El plazo de los seres vivientes disminuye cada día. Mientras es llevado hacia adelante en esta inundación, el hombre es sorprendentemente ignorante de su destino; los cargos y la autoridad son temporarios, y el soplo de la vida es una llama que parpadea en el viento. La juventud es una feria de tres días. Los placeres y las fortunas son atados de penas. Si el hombre, sabiendo esto, dedica su limitado tiempo de vida al servicio del Señor, es ciertamente bendecido. Busca refugio a los pies del Señor, antes de que el aliento vital vuele de la jaula del cuerpo. ¡Es una jaula abierta! En cualquier momento, el pájaro puede volar hacia las regiones de afuera. Esto es un hecho. (Mensajes de Sathya Sai, Volumen 6, Capítulo 38)