Cuando repiten el Nombre, toda la dulzura de la Forma y su gloria asociada deben surgir en su memoria y, al igual que su boca se “hace agua” cuando recuerdan algún plato dulce que les gusta mucho, su mente debe «hacerse agua» cuando contemplan el Nombre. Elijan el Nombre que cautive su corazón. ¿Por qué correr tras las riquezas cuando todo el placer y la satisfacción que ellas pueden ofrecer -e incluso cien veces más- pueden ser obtenidos permaneciendo en el Nombre? El Señor ha dicho que donde se canta Su Nombre, «Allí estoy presente». ¡Él se establece allí y no se moverá de ese lugar! Por lo tanto, para conquistarlo es suficiente la lengua, la lengua que habla el lenguaje de la mente pura. El Señor es un Árbol que Cumple los Deseos (Kalpavriksha). Deben acercarse a Él y desarrollar apego a Él. Deben ganar Su gracia y estar siempre cerca de Él, manteniendo apartadas todas las fuerzas que los arrastran lejos de Él. – Sathya Sai. (Discurso, 29 de Abril de 1963).