Apéguense a Dios. Sientan su presencia, deléitense en su gloria. No le causen «decepciones» ni «angustia» por ningún acto ni palabra que Él no apruebe. No le provoquen la menor «molestia» o «preocupación». Él no tiene nada de eso, pero si lo aman profundamente, como su Señor y su amor, se preocuparán por Él. Jatayu tenía una incesante corriente de pensamientos acerca de Rama, y fue recompensado por Rama. Rama llegó a él en sus últimos momentos, y Él mismo realizó los últimos ritos, un deber que no hizo directamente ni siquiera para su propio padre. Cuando Krishna regresó de la corte de Duryodhana, después de su misión de paz en representación de los hermanos Pandava, Sahadeva le dijo: «Perdónanos, oh Señor, yo sabía que los malvados no te escucharían; con gusto te habría detenido para que no fueras a su guarida, pero fuiste tan bueno…». Dios los servirá a ustedes; los salvará y estará a su lado para siempre, con la condición de que cultiven su carácter y pulan su interior, para que Él pueda reflejarse allí dentro. Sathya Sai (Discurso, 14 de enero de 1967)