Lo que hagas contigo mismo o con los demás, hazlo recordando que Dios es omnipresente. Él lo ve, lo oye y lo sabe todo. Cuando hables, recuerda que Dios oye cada palabra; discierne entre lo verdadero y lo falso, y di solo lo verdadero. Cuando hagas algo, discierne entre correcto y errado, y haz solo lo que es correcto. Dedica cada momento para estar consciente de la omnipotencia de Dios. El cuerpo es el templo del individuo (jiva); entonces, lo que suceda en dicho templo es asunto del individuo. Así también, el mundo es el cuerpo del Señor, y todo lo que sucede en él, bueno o malo, es de Su interés. Al observar la realidad del individuo y el cuerpo, aprende la verdad inobservable del Señor y el mundo. La relación del individuo con Dios, el parentesco entre ambos, pueden ser comprendidos por quien adquiera los tres instrumentos principales: 1) Una mente sin mancha de apego y odio, 2) un habla sin tacha de falsedad, y 3) un cuerpo sin traza de violencia. Sathya Sai. (Prema Vahini. C. 19).