Los médicos saben que la temperatura corporal normal es de 36,9 grados. Si dicha temperatura se eleva a 37,2, dicen que hay fiebre debido a algún desorden en el cuerpo. Inhalamos y exhalamos a un ritmo normal. Si esta aumenta o decrece es indicio de un desorden en el cuerpo. Los cambios en el ritmo del pulso o la presión sanguínea también indican desórdenes. Así, se dan cuenta que si traspasan los límites, incluso un poco, es peligroso o dañino para el cuerpo. Hay un límite para que todo funcione normalmente. Cuando sus ojos ven un fogonazo de luz o un flash al tomar una fotografía, se cierran automáticamente porque no pueden soportar tanta luz. Los tímpanos tampoco pueden soportar oír más allá de cierto volumen y los tapamos o nos ponemos algodón en ellos. Por consiguiente, nuestra vida es una compañía limitada. Del mismo modo nuestros deseos deben limitarse.(Discurso del 19 de enero de 1983).