Tengan paciencia; en su apuro por disfrutar de alegrías baratas, no caigan en actos injustos. Tengan fe en que Dios les dará por añadidura todas las alegrías que desean y merecen. La gente pide favores a los hombres; extienden la mano hacia otras personas diciendo “dehi” (dame). Pero “dehi” también significa “Aquel que reside en el deha (el cuerpo)”, es decir, Dios. Por lo tanto, no humillen a Dehi pidiendo con dehi a otras personas. Pídanle a Él; digan dehi al Dehi; Él responderá con generosidad y gracia. El alimento obtenido por medios viles y la vestimenta procurada mediante falsedades, les harán daño. No piensen que el bienestar y la comodidad son lo principal en la vida. La decepción, la enfermedad y la angustia tocan a todos, sean ricos o pobres, cultos o incultos, jóvenes o viejos. Que sus corazones puros e inmaculados no se ensucien con la falsedad y el mal. No manchen su lengua usándola para proferir palabras indecentes. Pronuncien el nombre de Dios; ¡este actúa como una chispa, que puede reducir a cenizas una montaña de algodón! (Discurso, abril de 1973)