La mayor parte de los hombres pasan la vida que se les ha asignado o que se han ganado, consumiendo alimentos y bebidas dañinos, y permitiéndose pasatiempos aún más dañinos. ¡Qué patético desperdicio de una preciosa vida! Aunque pertenece al género animal, el hombre tiene mucho más que los demás seres, en cuanto a equipamiento físico, mental y moral. Tiene memoria, lenguaje, consciencia, reverencia, asombro, maravilla y una inexplicable sensación de descontento que es precursora del desapego. Tiene la gloriosa oportunidad de visualizar su identidad con el misterio que se manifiesta como el universo. Sin embargo, está tan sumergido en la ignorancia que se comporta como un animal, revolcado en penas y vicios. Es como si el fuego hubiera olvidado su capacidad de quemar, o el agua la de mojar. El hombre ha olvidado su capacidad de alcanzar su propia Divinidad, su capacidad de buscar y apropiarse de la verdad del universo, del cual es una parte, su capacidad de enseñarse a sí mismo mediante la virtud, la justicia, el amor y la empatía, para escapar de lo particular y llegar a lo universal. Sathya Sai Baba (Discurso, 17 de febrero de 1966)