El auténtico gurú es aquel que no tiene ego ni egoísmo, y que puede elevar al shishya (el discípulo) a su propio nivel. Vestir la túnica naranja, murmurar algunos mantras (fórmulas sagradas) y exponer algunos textos son los signos de muchos gurúes en estos días. Los signos de un auténtico gurú son la grandeza de corazón, la total ausencia de egoísmo, la pureza en el vivir, la ausencia de codicia, la ausencia de envidia y la ecuanimidad en su conducta hacia todos. La ausencia de envidia es una cualidad esencial en un gurú o en un shishya, porque la envidia es la causa fundamental de muchos males. El rol del gurú es guiar al shishya por el camino que va hacia Dios. Debe enseñar al sishya el verdadero propósito por el que debe usarse cada uno de sus órganos de los sentidos: sus ojos, lengua y sus miembros. Todos los sentidos deben usarse para descubrir y experimentar a la Divinidad. Esto recomendaron Thyagaraja y Pothana en sus canciones. Cada acción de la vida cotidiana debe convertirse en un acto de devoción a Dios. Sathya Sai (Discurso, 13 de julio de 1984)