La primera deuda que todo individuo tiene es con la Divinidad. La segunda es con los sabios y la tercera es con los padres. Una deuda es una obligación que surge de lo que uno ha recibido de otros. Podemos identificar fácilmente estas deudas en el cuerpo humano a partir de las diferentes fuerzas divinas que están presentes nutriéndolo y protegiéndolo. Esta energía divina impregna todo el cuerpo y se llama Rasa (Esencia Divina). Tenemos una deuda de gratitud con la Divinidad, que no sólo nos ha dotado de este precioso cuerpo humano sino que también lo sostiene. Sólo podremos disfrutar de estos dones de la Divinidad si saldamos esta deuda con lo Divino. ¿De qué manera? Brindando servicio a otros cuerpos saturados con la misma Divinidad, realizando actos rectos y consagrando todas las acciones al servicio de la sociedad. La deuda con la Divinidad tiene que ser saldada en su totalidad en esta vida o durante muchas vidas futuras. Cuanto antes paguemos esta deuda, antes realizaremos a la Divinidad. – Sathya Sai. (Discurso del 10 de octubre de 1983).