El observador no debe apegarse a lo observado: esta es la forma de liberarse. El contacto de los sentidos con el objeto despierta el deseo y el apego; esto conduce a esforzarse, y también lleva a la euforia o a la desesperación. Subsecuentemente hay miedo a la pérdida o dolor ante el fracaso, y el tren de reacciones se extiende. Con tantas puertas y ventanas abiertas a todos los vientos que soplan, ¿cómo puede sobrevivir la llama de la lámpara interior? Dicha lámpara es la mente, la que debe arder constantemente, inafectada por las demandas duales del mundo exterior. La entrega completa al Señor es una de las formas de cerrar puertas y ventanas, porque luego, en dicha postura de Sharanagati (entrega completa a Dios), ustedes quedan privados de ego, y así no son zarandeados por la alegría y la pena. La completa entrega hace que recurran a la gracia del Señor para enfrentar todas la crisis en su carrera, y esto los hace heroicos, más robustos y mejor preparados para la batalla.—Sathya Sai. (Discurso del 13 de enero de 1965).