La mente teje un capullo para que el alma individual sea apresada en él. El karma, que es la actividad de la ignorancia (maya), envuelve en su abrazo al individuo. La cáscara del arroz es la que lo hace crecer y dar más plantas y más granos de arroz. Si eliminan la cáscara, no brotará más. La cáscara (el karma) hace que el alma individual brote y se someta al placer y al dolor producidos por las impresiones que dejaron en la mente las acciones pasadas, tanto buenas como malas (vasanas), y lleve a cabo ritos purificatorios y ceremonias sagradas. Por lo tanto, ustedes se recompensan y se castigan a sí mismos como resultado de sus propias actividades. Han nacido ahora porque querían venir aquí; gravitan hasta el nivel al que sus acciones los arrastran o los elevan. Ustedes crean su propio futuro con sus pensamientos, deseos y acciones. (Discurso, 17 de julio de 1962)