La quinta flor es shanti (la paz interior). Shanti no significa que uno no deba reaccionar en absoluto, digan lo que digan o cuánto nos agredan los demás. No significa que uno deba permanecer en silencio como una roca. Significa el dominio de todos los sentidos y todas las pasiones. La paz interior debe llegar a ser nuestra naturaleza. Shanti tiene al desapego como su cualidad básica. El mar, que gusta de acumular y poseer, yace bien bajo; la nube, que gusta de renunciar y abandonar, está alta en el cielo. Shanti dota al hombre de una mente clara y una visión estable. La plegaria por Shanti es usualmente repetida tres veces: “Om, Shanti, Shanti, Shantihi”, porque se ruega pidiendo paz en los planos físico, mental y espiritual. El hombre no debe permitir que su sangre hierva, ni debe doblegarse ante el miedo. La calma espiritual es ejemplificada por el emperador Janaka, de los textos upanishádicos. Se lo conocía como videha (sin cuerpo), no porque estuviera desencarnado, sino porque vivía en un total olvido del cuerpo y sus necesidades. Veía, oía y hablaba solamente desde el divino plano de la consciencia. Sathya Sai (Discurso, 6 de octubre de 1981)