Hay una ley de causa y efecto; cada acción (karma) tiene una consecuencia, les guste o no, la anticipen o no. Un buen karma produce buenos resultados; uno malo produce mal resultado. El nacimiento es resultado del karma realizado antes de la muerte. Si les preguntan qué le sucede a una persona después de la muerte, pueden señalarse a sí mismos y declarar: «esto es lo que sucede: el renacimiento». Esta no es una religión de desesperación; es una religión de esperanza, de seguridad, de aliento para llevar una vida activa, útil y beneficiosa, porque el futuro está en sus propias manos. ¡Aunque el hoy haya sido moldeado por el ayer, el mañana puede ser moldeado por el hoy! Se realizan diversos tipos de karma para inducir el desapego, para canalizar el deseo hacia fines eternos y universales, para transmutar todos los actos en actos de adoración, para ofrendar adoración a Dios, quien preside cada fuerza de la naturaleza, cada energía del hombre y cada miembro de su anatomía. (Discurso, 15 de octubre de 1967)