La mente, como se quejaba Arjuna, salta de la creencia a la duda, de una conclusión a su negación, causando revuelo y confusión. Sin embargo, hay un método por el cual se la puede conquistar. La abeja carpintera puede taladrar un agujero en la madera más dura. Pero cuando ocurre el ocaso mientras está sorbiendo el néctar de la flor de loto, y como resultado, los pétalos se cierran sobre la abeja, ésta se encuentra prisionera sin posibilidad de escapar. ¡No sabe cómo lidiar con la blandura! Así también, la mente puede hacer sus trucos y saltar sin sentido en cualquier escenario; pero cuando se la ubica a los pies de loto del Señor, se vuelve inactiva e inocua. Para ofrendar la mente por completo al Señor se necesita un profundo desprendimiento de los deseos mundanos. Una devoción superficial o una persistencia frívola no tendrán éxito. Hace falta una pesada hacha de acero para derribar el duro árbol de sándalo. Sathya Sai (Discurso, 24 de diciembre de 1980)