Dios está oculto y obstruido por las nubes del egoísmo. Librarse del egoísmo es el sadhana a practicar. Aprendan una lección del árbol. Cuando está cargado de fruta, no levanta la cabeza con orgullo; se dobla y se inclina bien bajo, como si no se acreditara lo logrado, y como si ayudara a que tomen la fruta. Aprendan una lección de las aves. Ellas alimentan a la que no puede volar lejos; alivian el escozor del búfalo, al rascarlo con el pico; se ayudan y sirven mutuamente, sin pensar en recompensas. ¿Cuánto más alerta debe estar el hombre, con sus superiores habilidades y facultades? El servicio es la mejor cura para el egoísmo; de modo que dedíquense a él, para calmar el dolor y la pena en la medida de lo posible. Procuren aliviar lo más que puedan la angustia de los demás; este es el mejor sadhana para el aspirante. (Discurso, 13 de enero de 1968)