Mensaje de la Pizarra de Prashanti Nilayam del día 26 de junio de 2021

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Cuando el trabajo es emprendido con una actitud egoísta, impulsado por motivos egoístas e inspirado por la esperanza de ascenso personal, alimenta la codicia, el orgullo, la envidia y el odio. Entonces, se sujeta la cadena y promueve el sentimiento de apego a trabajos cada vez más rentables. Promueve la ingratitud hacia aquellos que prestaron sus manos y cerebros, y hacia Dios mismo que dotó a la persona con el impulso y la habilidad. Uno dice: “Yo lo hice”, cuando el trabajo es exitoso; u “Otros arruinaron mi éxito”, cuando fracasa. El resentimiento, la depresión y la desesperación surgen cuando el trabajo resulta un fracaso. Cuanto más profundamente uno está apegado a los frutos, tanto más intenso y doloroso es el sufrimiento cuando uno se decepciona. Por lo tanto, el único medio para escapar tanto del orgullo como del dolor, es dejar el resultado a la voluntad de Dios, mientras uno está contento pensando que ha cumplido con su deber con toda la dedicación y cuidado de que uno es capaz. Sathya Sai Baba. (Discurso del 10 de septiembre de 1984)