Muchas ideas toman forma en el corazón humano y vagan hasta los confines de las ocho direcciones. Algunas se apoyan mutuamente; otras se destruyen entre sí. Pero todas deben ser canalizadas y disciplinadas para servir a un propósito elevado. Deben tener la habilidad necesaria para esta canalización. No se trata meramente de habilidad en el uso de las cosas externas; se trata más bien del control y la subyugación de las facultades mentales, lo cual es esencial para el florecimiento del Atma. Para comprender las facultades de su propia mente, deben moverse con personas mayores experimentadas en esa línea, y trabajar hacia la sublimación de los caprichos de la mente. Hasta que no fijen inteligentemente una dirección determinada para todos sus pensamientos y actividades, solo estarán construyendo sombríos castillos en el aire y vagarán en ellos. Incluso sus sentidos seguirán caminos contradictorios y distraerán su atención a tal punto que no podrán llegar fácilmente a una decisión respecto al ideal. Les harán sentir que sus caminos son mejores. Siempre deben esforzarse por cambiar el curso de los sentidos y de la imaginación hacia temas y deseos que conduzcan al ideal, sea cual sea la dificultad y por grave que sea la crisis. Ese es el signo de la verdadera inteligencia; ese es el camino hacia la paz verdadera. – Sathya Sai. Prasanthi Vahini, cap. 22.