Una persona está de pie con el agua hasta las rodillas, en el río Ganges o el Godavari, entonando himnos védicos que alaban al río; recoge en sus manos la sagrada agua del río y la derrama nuevamente, como su ofrenda a la Deidad que el río representa. Su propia agua hacia sí mismo: el regalo de Dios devuelto a Dios. Esto es lo único que podemos hacer, y es lo único que necesitamos hacer. Él los ha dotado a ustedes con este maravilloso cuerpo, esta dulce lengua y el asombroso instrumento llamado mente. Les otorgó inteligencia, poder de análisis y de síntesis, y las capacidades de recibir y abandonar, de recordar y olvidar. Reconozcan todo esto con gratitud, y utilícenlo para el máximo beneficio. Empléenlo para verlo a Él en todas partes y en todos los seres, para buscarlo a través de los altibajos, las penas y alegrías, las dudas y decisiones de la vida. Estos impactos duales son resultado de los vaivenes de la mente. La mente goza en la diversidad de nombres y formas; debe ser entrenada para reconocer y disfrutar la unidad. Sathya Sai (Discurso,22 de noviembre de 1970).
