La causa de todos los problemas, confusión y agitación es el hecho de que hemos perdido el dominio de nuestros sentidos. Si dejamos a los sentidos sin restricciones y sin control, no seremos capaces de discernir adecuadamente y de pensar con frialdad, calma y racionalidad. De este modo, muchas veces somos conducidos erróneamente a llevar adelante malas acciones. En nuestra vida diaria, sabemos que cuando nos enojamos, nuestros nervios se debilitan y perdemos el control de nosotros mismos. Incluso un momento de ira nos quita la fuerza que reunimos comiendo buenos alimentos durante tres meses. La ira no solo nos debilita, sino que nos quita el mérito de nuestras buenas acciones y también debilita nuestra condición. La ira es como un intoxicante. Internamente, nos induce a llevar a cabo cosas malas. La ira nos lleva a cometer todos los demás pecados. Ésta es la fuente de todos los pecados. Es un gran demonio. Si somos capaces de controlar la ira, estaremos en condiciones de obtener mérito mediante la pronunciación del Nombre del Señor. Sathya Sai Baba. (Lluvias de Verano, capítulo 17; 1972)