El cuerpo es el templo del individuo, de manera que todo lo que ocurra en ese templo es asunto del individuo. Así también, el mundo es el cuerpo del Señor, y todo lo que ocurre en él, bueno o malo, es asunto suyo. A partir del hecho observado del individuo y el cuerpo, puedes conocer la verdad del hecho inobservable del Señor y el mundo. La relación entre el individuo y el Señor puede ser comprendida por todo aquel que adquiera tres instrumentos fundamentales: (1) una mente limpia de apego y de odio, (2) un habla limpio de falsedad, y (3) un cuerpo limpio de violencia. La alegría y la paz no son inherentes a los objetos exteriores; están en ti mismo. Pero en tu ingenuidad, los buscas fuera de ti, en un mundo del que estás destinado a partir, hoy o mañana. Procura conocer la esencia de todo, la verdad eterna. Esfuérzate por experimentar el amor, que es Dios mismo. Discierne en cada disyuntiva, aceptando lo que es verdadero y desechando el resto. (Prema Vahini, Capítulo 19)