Consideren a la alegría y al dolor como maestros de valor y equilibrio. El dolor es un amistoso recordatorio, un buen capataz, un maestro incluso mejor que la alegría. El Señor otorga tanto protección como castigo; porque, ¿cómo puede ser Él el Señor, si no insiste en una estricta observancia y una estricta obediencia? Ustedes están tan lejos del Señor como creen que están y tan cerca de Él como sienten que están. Bien, permítanme decirles esto: la distancia entre Yo y ustedes es la misma que la distancia entre ustedes y Yo, ¿no es así? Pero se quejan de que estoy lejos, lejos de ustedes, a pesar de que ustedes se acercan cada vez más. ¿Cómo puede ser eso? ¡Yo estoy tan cerca de ustedes como ustedes lo están de Mí. Esa cercanía se logra por medio de la devoción, la cual no podrá ser firme hasta que se deshagan del «yo» y de «lo mío». – Sathya Sai. Discurso del 20 de febrero de 1964.