Pueden llamar a Dios por cualquier nombre, pero todos ellos encarnan el mismo Principio Divino. Mantengan la flor de la unidad en el altar de su corazón, y que su fragancia se difunda por doquier. Las prácticas espirituales, como japa y tapa, no producirán los resultados deseados, a menos que ustedes reconozcan el principio de la unidad. Muchos hacen correr las cuentas del rosario. Pero ¿de qué sirve hacer circular el rosario si la mente sigue vagando por el mundo? Comprendan que la mente es lo más importante. Deben tener una mente estable. Solo entonces su vida será redimida. ¿De qué sirve que su mente sobrevuele todos los objetos como las moscas, que sobrevuelan tanto la suciedad como los dulces? No permitan que su mente vacile entre lo bueno y lo malo, la unidad y la multiplicidad. Enfóquense en todo lo que es bueno, y tomen conciencia del principio de la unidad. Este es el camino real que los conducirá a la experiencia de la verdad. (Discurso, 13 de mayo de 2006)