En la repetición del nombre divino y en la meditación, la mayor parte de las personas siguen ahora caminos apasionados, inquietos (rajásicos) y torpes, ignorantes (tamásicos). Sin embargo, la intención misma de repetir el nombre divino y meditar es purificar la mente y el intelecto. Para lograrlo, el mejor camino es el de la meditación pura y serena (sátvica). Cuando la mente y el intelecto lleguen a ser puros, brillarán con el esplendor de la comprensión del Atma. Aquel en quien esta comprensión brilla plenamente es llamado sabio (rishi). El conocedor del Atma se convierte en el Atma misma (Brahmavid Brahmaiva bhavati). La meta de la vida, aquello que hace la vida digna de ser vivida, es la comprensión del Atma, es decir, la base del alma individual (jiva). Sathya Sai (Dhyana Vahini, Capítulo 2)