Esfuércense por llegar a ser encarnaciones de amor. Estén dispuestos a ofrecer todas sus capacidades y destrezas al Señor de todo. Es el amor de Dios el que los recompensa cuando ustedes se dedican a la práctica de japa, thapa, o yaga (repetición del nombre divino, austeridades o ritos de sacrificio). ¿Puede haber un logro para esforzarse, mayor que el de recibir de Dios el amor divino? El principio del amor no tiene rastro de ego ni de imperfección. Está totalmente libre de apegos egoístas. Lo que Sai haga, lo que Sai piense, lo que Sai diga, lo que Sai observe, es todo por el bien de ustedes, no por el de Sai. Mi único deseo es la ananda (alegría) de ustedes. Su ananda es mi bienaventuranza. Yo no tengo más alegría que la felicidad de ustedes. Los pensamientos que surgen en Mí son solo para la paz y bienestar del mundo, para el progreso de la juventud, y para crear jóvenes ideales que conduzcan a los demás a lo largo del camino. Ustedes deben consagrarse a prestar un servicio entusiasta a los pueblos del mundo, reconociendo que el principio de Sai no tiene afanes egoístas. i Sathya Sai. (Discurso del 23 de noviembre de 1982).