La gente cree que las encarnaciones de Dios suceden solo por dos razones: para el castigo de los malvados y para la protección de los justos. Sin embargo, esto representa solamente un aspecto de la tarea. La tarea también consiste en conceder paz y alegría, y un sentimiento de realización, a los buscadores que se han esforzado durante mucho tiempo. El Avatar, o la forma encarnada, es la concreción del anhelo de los buscadores. Es la dulzura solidificada de la devoción de los piadosos aspirantes. Lo sin forma asume la forma para bien de estos aspirantes y buscadores. Ellos son la causa primordial. La vaca da leche para nutrir a su ternero que es el principal beneficiario; pero, como podemos ver, también otros se ven beneficiados por esta leche. De igual manera, aunque los devotos o bhakthas son la causa principal, y su alegría y sustento el propósito principal, también ocurren otros beneficios incidentales, como el fomento del dharma, la supresión de la maldad y la victoria sobre los malvados. Sathya Sai. (Bhagavatha Vahini. Capítulo 1).