Hoy, en este Kali yuga, mientras las corrientes de la contradicción y la controversia están minando la fe y la adoración, la buena fortuna que los ha traído cara a cara conmigo es algo por lo que deben agradecer a su mérito, ganado a través de muchas vidas. Esta no es una buena fortuna ordinaria. Esta encarnación se mueve con ustedes para consolar, alentar y curar. Esta relación es algo único; tiene que mantenerse intacta hasta que la meta sea alcanzada. No tengo ningún deseo de atraer a la gente hacia Mí, alejándola de la adoración de mis otros nombres y formas. Ustedes podrían inferir de lo que llaman mis milagros, que los estoy causando para atraerlos y apegarlos a Mí y solo a Mí. Ellos no están destinados a demostrar ni a publicitar; simplemente son pruebas espontáneas y concomitantes de la majestad divina. Yo soy de ustedes; ustedes son míos para siempre jamás. ¿Qué necesidad hay de atraer ni de impresionar, de demostrar su amor o mi compasión? Yo estoy en ustedes; ustedes están en Mí. No hay distancia ni distinción. (Discurso, 23 de noviembre de 1968)