Rukmini es el ser individual (jiva), y Krishna, el Ser Supremo (Paramatma). Ella sufría a causa de las reglas y restricciones impuestas por el mundo objetivo; el egoísmo era su hermano, y la mundanidad, su padre. Pero gracias a su buena conducta, su mente descansaba en Dios; por lo tanto, planeó un método para alcanzar a Dios. Las oraciones, el arrepentimiento, el anhelo y la constancia de Rukmini fueron recompensados. Su observancia del antiguo código de buena conducta finalmente la salvó, pues fue a adorar a la Diosa Madre universal (Gauri puja) antes de los ritos matrimoniales. En ese templo, se sumergió en la adoración a Dios, ¡y fue liberada de las ataduras por Dios que la estaba esperando! El alma anheló y ganó. ¡Se habían encontrado en el reino del espíritu! ¡No se trata de un matrimonio ordinario, aunque las personas que escriben sobre él y lo describen en historias divinas, hablen de él como de la aventura romántica de una muchacha voluntariosa y un joven bravucón despreocupado! Es la fusión de ‘Eso’ con ‘Esto’ (‘Tat’, la Divinidad, con ‘Tvam’, el individuo). – Sathya Sai. (Discurso, 28 de octubre de 1963).