¿Por qué debemos meditar, contemplar a Dios, o comprometernos en buenas acciones si de todas formas estamos atados a enfrentar las consecuencias de nuestras acciones? Puede que no sean capaces de ver la transformación que las buenas acciones y la oración producen dentro de ustedes. Incluso es posible que no puedan visualizarla en su mente. Sin embargo, esta transformación en ustedes seguramente atraerá la gracia de Dios.
Tomen como ejemplo un frasco de píldoras. Notarán que la fecha de vencimiento mencionada en el frasco es el año 1994, pueden encontrar el frasco con su contenido intacto en el año 1999. Pero esto no significa que las píldoras sean efectivas al usarlas tardíamente. Las píldoras pueden estar allí, pero han perdido su potencia una vez vencidas. Del mismo modo, las consecuencias de sus acciones son inevitables, sean buenas o malas, pero la gracia divina permitirá que sus efectos expiren. Sathya Sai Baba. (Discurso del 03 de septiembre de 1999).