El verdadero amor es una expresión de la Divinidad. Al igual que la brújula del marino, siempre señala a la Divinidad dondequiera que esté presente. Así como el aceite permite que una lámpara arda, el amor ilumina la vida misma. Lo que se llama amor en la vida mundana ordinaria no es amor verdadero en absoluto. Es solo una forma de apego basada en las relaciones humanas dentro de la familia o la sociedad. El verdadero amor es puro, desinteresado, libre de orgullo y está lleno de dicha. Semejante amor solo puede obtenerse a través del amor. Ninguno de los apegos mundanos son amor verdadero; son transitorios. El amor eterno y puro surge del corazón. De hecho, existe siempre y lo satura todo. ¿Cómo es que el hombre es incapaz de reconocer tal amor omnipresente? Es porque, hoy en día, el corazón del hombre se ha vuelto estéril y está contaminado. El corazón está lleno de todo tipo de deseos y no hay espacio en él para que entre el amor puro e inmaculado. Solo cuando los apegos mundanos sean expulsados del corazón, habrá espacio para que el amor verdadero habite en él y crezca. -Sathya Sai. Discurso del 27 de julio de 1996.