La distinción entre un humano y un demonio surge sólo de las cualidades. Los demonios no tienen ningún rasgo físico peculiar, como se les retrata en las películas y los libros. Ellos también son humanos. Es sólo por sus cualidades que un humano se convierte en un demonio. En el Bhagavatam hay un buen ejemplo. Krishna era Dios mismo. Sus padres, Devaki y Vasudeva, eran verdaderos humanos. Y el hermano de Devaki, Kamsa, era un demonio. Así, las tres categorías —divino, humano y demonio— pueden existir aun dentro de la misma familia. Kamsa era un demonio debido a su ira y crueldad. Devaki y Vasudeva eran humanos por su bondad y compasión. Al poseer rasgos divinos, que están más allá de todo atributo, Krishna era Dios. Sathya Sai (“Lluvias de verano” – Capítulo 8)