El hombre es de naturaleza esencialmente divina. Debido a diversos factores, el hombre tiende a olvidar su divinidad inherente (Sat-Chit-Ananda). El velo de la ignorancia que oculta a la Divinidad en él no puede ser fácilmente quitado. Ni la riqueza, la posición ni la erudición pueden librarlo de esta enfermedad. Solo el Atma Jnana (conocimiento del Uno Mismo) puede proporcionar el remedio. Ustedes no deben engañarse por los placeres derivados de las posesiones, la posición ni la prosperidad. Estos son transitorios, vienen y se van. El dolor y el placer son accesorios a la existencia humana, como los parientes y los amigos. El hombre debe esforzarse por tomar consciencia de su verdadera naturaleza, experimentar su divinidad inherente, y no caer en las tentaciones del momento. Tanto el dolor como el placer son impostores; el hombre no debe permitir que le hagan perder el rumbo. El Uno Mismo trasciende el tiempo y el espacio. Es eterno e invariable. La indagación en la naturaleza del Uno Mismo es el mensaje de la filosofía perenne. También es el principal deber del hombre. Sathya Sai (Discurso, 23 de noviembre de 1986)