Dejen que la mente corra por donde desee; solo tengan cuidado de no seguirla buscando descubrir a dónde va. Entonces, vagará durante algún tiempo según le apetezca; pronto, cansada y exhausta, ¡al final regresará a ustedes! Es como un niño pequeño que nada sabe. Como la madre lo sigue y lo llama, adquiere el valor y la confianza para avanzar en cualquier dirección; pero si la madre no corre detrás del niño y, en cambio, vuelve sobre sus pasos tranquilamente, el niño también, por su propia voluntad, correrá de vuelta a la madre. No se preocupen por las divagaciones de la mente. Continúen con la repetición y la meditación del nombre y la forma que más les agrade, de la manera en que estén acostumbrados. De esta manera, alcanzarán la atención focalizada en un punto (ekagrata) y realizarán el deseo de su corazón. -Sathya Sai. Dhyana Vahini, capítulo 8.