Los cultivos que crecen en los campos están sedientos de lluvia. Ven pasar por el cielo las nubes cargadas de lluvia pero no pueden elevarse a esa altura y beber la vivificante lluvia; ni tampoco pueden hacer descender a las nubes al nivel del suelo. También la humanidad arde bajo el sol caliente, bajo el insoportable calor del ego y de la codicia. Necesita la lluvia de la gracia; sabe que solo entonces podrá florecer en paz y alegría. Así como las nubes forman gotas y caen sobre los campos que eligen beneficiar, el Absoluto Sin Forma se individualiza, asume una forma y desciende en medio de la humanidad para salvar y sostener. Ese es el secreto de Dios (Madhava) descendiendo como hombre (manava), la nube compadeciéndose de los cultivos que arden bajo el sol. Una vez que llegan las lluvias, ¡el sol tiene su utilidad! De la misma manera, cuando se gana la gracia del Señor, el ego y la codicia pueden aprovecharse haciéndolos fluir por canales útiles.(Discurso Divino del 25 de enero de 1963)