Deben cultivar el amor hacia todos, sin importar el carácter o la capacidad que tenga cada quien. Si bien la misma sangre fluye a través de todo el cuerpo, el ojo no puede oler, el oído no es capaz de degustar, y la nariz no puede ver. No resalten las diferencias y las disputas. Destaquen la hermandad y el amor subyacente. Así como el azúcar disuelto en el agua es invisible, pero es evidente para la lengua que lo siente en cada gota, así también la Divinidad es invisible pero inmanente. Es capaz de ser experimentada en cada individuo, ya sea que se halle en el fondo o en la cima. Practiquen el namasmarana (repetida recordación de los nombres del Señor) y saboreen la dulzura que está en el corazón de cada quien. Moren en Su gloria y Su compasión, las cuales resumen dichos nombres. Entonces, será más fácil para ustedes visualizar a Dios, amarlo en todos y adorarlo en todos. Sathya Sai . (Discurso del 31 de julio de 1967)