Hoy el dharma es una excusa cómoda para obtener provecho de los demás, no una oportunidad de cumplimentar sus deberes hacia ellos. Se lo recuerdan a otros cuando desean extraer una ventaja. Deben tener presentes, no solo los derechos que concede el Dharma, sino también, todos los deberes que impone. La tentación de ignorar el Dharma surge del egoísmo y la aceptación de valores falsos. El deseo de satisfacer deseos bajos es la raíz del adharma (la deshonestidad). Este deseo los atrapa engañosamente, de forma silenciosa, como un ladrón en la noche; como un amigo que viene en su rescate, como un sirviente que los atiende, o un consejero que viene a advertirles. ¡Oh, la debilidad tiene mil trucos para capturar su corazón! Deben estar siempre alerta contra las tentaciones. El deseo crea una grieta en la consciencia de ustedes, se adentra y se establece, y luego multiplica sus crías y se come su personalidad, la que han construido tan laboriosamente. Entonces, ya han perdido el control del fuerte. Han sido reducidos a un títere manipulado por sus propios enemigos internos. Sathya Sai. (Discurso del 15 de abril de 1964).