Solo existe el Uno. No hay segundo. En tal situación, no hay nada que conocer. No hay conocimiento, conocer ni conocedor (en ese estado). Para comprender al Uno, se debe comprender bien la naturaleza de los muchos. Dios es uno. Ese Uno es el morador en todos los seres. ¿Se fragmentó la Divinidad a Sí misma, en una miríada de maneras? La respuesta es: sin fragmentarse, la Divinidad está presente en todos los seres. En su ignorancia, el hombre solo nota la multiplicidad a su alrededor. Esto se puede ilustrar del siguiente modo. La imagen del sol puede verse sobre el mar, sobre un río, un lago, una laguna o un aljibe. El sol parece brillar en todas partes. ¿Hay tantos soles diferentes? No. Los objetos que reflejan la imagen del sol son numerosos, y diferentes unos de otros. De la misma manera, los nombres y las formas pueden ser diferentes pero en todos los seres el mismo Dios, sin ser dividido, brilla como el morador. Por lo tanto, aunque los cuerpos puedan aparecer con diferentes nombres y formas, la Divinidad en ellos es solo una. Sathya Sai (Discurso, 20 de febrero de 1993)