El hombre constantemente se esfuerza de diversas formas para elevar su estatus y condición. Cuando con su esfuerzo alcanza el éxito que busca, se esfuerza por alcanzar el éxito en otra cosa, y así sucesivamente. Pero, ¿cuál es el sello distintivo de un verdadero ser humano? La vida humana está ligada a ganancias y pérdidas, a altibajos. Uno tiene que afrontarlos. Solo quien supera estos desafíos con entereza es un verdadero ser humano. ¿Cuál es la razón de las vicisitudes de la vida? La causa se encuentra en los propios deseos. Es indudable que los deseos son ineludibles. Por ejemplo, una persona busca alcanzar algunos ideales. Otra puede tratar de obtener buenos resultados en los estudios y conseguir un buen trabajo, y otra puede desear adquirir un buen nombre y formar una buena familia. No hay nada de malo en tales deseos. Pero lo que estamos presenciando en la Era de Kali es el crecimiento ilimitado de los deseos. Como consecuencia, la gente se desvía por el mal camino. Debe haber límites para cada deseo. Debe haber un límite incluso para la búsqueda de poder y posición. (Discurso del 14 de octubre de 1991)