La palabra Kama (de los cuatro Purushartas o metas de la vida humana, Dharma, Artha, Kama y Moksha) generalmente se asocia con deseos mundanos y placeres sensuales. Sin embargo, cuando se la considera un Purusharta, uno de los propósitos de la vida, se relaciona con el anhelo por Dios, no con los deseos mundanos. El término Moksha se entiende por lo general como el medio por el cual llegamos a Dios o al Paraíso. Sin embargo, solo podemos estar en el Paraíso durante el período ganado mediante nuestros actos meritorios, y al final tendremos que renacer una vez más. Pero Moksha, en su verdadero sentido, se refiere a un estado en el que no nos falta nada, y no hay nada que ingrese ni egrese. Es un estado sin nombre ni forma. No es un lugar específico adonde ir. Es el logro de la unidad con la Divinidad. Para todo ser humano, la primera tarea entre los cuatro Purushartas debe ser determinar qué es permanente y qué es transitorio, y buscar al eterno Madhava. El segundo objetivo es la adquisición de la sabiduría divina como la auténtica riqueza. El tercero es cultivar la fe en Dios y anhelar la toma de consciencia, o el fundirse en Dios. El cuarto es Moksha, el estado de ser consciente de Uno Mismo, en el que no hay cambio ni movimiento. Sathya Sai (Discurso, 14 de enero de 1985)