Cuando llegan los pensamientos, brotando en su mente, ustedes deben pasar al menos unos minutos indagando si tales pensamientos son buenos o malos, si son para bien de su país, y si van a ser de ayuda o no para la comunidad que los rodea. Si son malos, deben desecharlos de inmediato; si son buenos, deben esforzarse por fomentarlos. Cuando se ve una planta espinosa, se la quita en el momento en que se la reconoce como planta espinosa; pero cuando aparece un buen árbol frutal, tratamos de cuidarlo y promover su crecimiento. De la misma manera, en el suelo de su corazón, tan pronto broten malas ideas, ustedes deben arrancarlas y arrojarlas lejos. Así como una semilla crece hasta ser un gran árbol, el hombre también debe empeñarse en crecer hasta llegar a ser finalmente Madhava (Dios). («Rosas de verano en las Montañas Azules», 1976, Capítulo 2)