Una persona que afirma haber ido a la orilla del mar y haber jugado con las olas debe presentar, como evidencia, al menos un par de pies mojados, ¿no es así? Así también, cuando vienen a este mar de Satsanga (la compañía de los piadosos) y comparten las olas de dicha, la prueba está en el ojo que se humedece con el llanto; en el corazón que se regocija cuando otro es feliz. Incluso cuando escuchan, recojan la miel como hace la abeja cuando visita las flores. Se dijo que el mundo se está convirtiendo en Sai-mayam (lleno de Sai), con el Sai-namam (nombre de Sai) en los labios de todos. Quiero que esto vaya más profundo. No insisto en que deba ser el nombre «Sai». ¡El mundo debe convertirse en Paramatma-mayam (lleno del Supremo), con cualquiera de los muchos nombres y formas del Supremo en los labios de la gente y ante sus mentes! Es la misma sustancia vertida en moldes diferentes. Como los muñecos de azúcar que buscan los niños: gatos, perros, vacas y caballos, todos son de la misma dulzura; ¡un niño prefiere esta forma y este nombre, y otro llora por otro muñeco! El mismo ser Divino aparece en diferentes tiempos y lugares, asumiendo diferentes nombres. -Sathya Sai. Discurso 26 de febrero de 1961.