El verdadero devoto está siempre morando en Dios. El verdadero devoto no tiene tiempo de conocer ni sentir bienestar o preocupaciones. Alcanzar al Señor es la única idea en su mente. Es difícil entender esta forma de ser, excepto con ejemplos. El hijito corre lleno de miedo, gritando: «Mamá, mamá», buscando a su madre. La madre lo toma en sus brazos y lo coloca en su regazo. El hijo deja de llorar y todo el temor desaparece. ¿Puede el niño establecer la diferencia entre su estado anterior y el actual? No, y tampoco es necesario que lo haga. Así también, quien busca siempre servir al Señor se sumerge en Dios cuando la gloriosa oportunidad se le presenta. En esa presencia, ninguna ansiedad o problema puede molestar a una persona. La ansiedad y los problemas molestan solo hasta el momento en que se alcanza a Dios. Luego toda la atención se concentra en la experiencia, y se olvidan la lucha y los afanes pasados. Por lo tanto, los aspirantes y los devotos deben ignorar y olvidar los miles de problemas que han pasado, y dedicarse solo a los pensamientos sobre el Señor. Sathya Sai. Capitulo 8.