Todos ustedes deben olvidar dos cosas. En primer lugar, olviden cualquier ayuda que ustedes les hayan brindado a otros. Segundo, olviden cualquier daño que otros les hayan causado a ustedes. Porque si ustedes recuerdan el daño que otros les han hecho, planearán vengarse. En cambio, si lo olvidan, la idea de hacer daño no surgirá. Si recuerdan la ayuda que brindaron a otros, esperarán que ellos se la retribuyan. Por lo tanto, ¡olvídense de ambas! Por el contrario, ¡siempre recuerden estas dos verdades eternas!: «Dios es uno»; y, en segundo lugar: «la muerte está predestinada». Hacemos preparativos cuando deseamos ir a un casamiento o al cine. Si no quieren ir a un casamiento, pueden elegir no hacerlo. Del mismo modo, si no desean ir al cine, pueden posponerlo para más adelante. Pero el último viaje, el viaje a su muerte, no puede ser cancelado ni pospuesto. ¿Qué preparativos estamos haciendo para el viaje final?.(“Lluvias de verano”, 1972, capítulo 15)