La gente ha enseñado a los ojos, los oídos y la lengua el lujo de la constante novedad. Ahora deben enseñarse las tendencias opuestas. La mente debe volverse hacia lo bueno; las actividades de cada minuto deben examinarse desde este punto de vista. Cada acción es un golpe de cincel que da forma a la roca de la personalidad humana. Un golpe equivocado puede desfigurar y arruinar la roca. En consecuencia, hasta las más pequeñas acciones deben hacerse con gran cuidado y devoción. Para quien se está ahogando, hasta una brizna de paja puede servir de asidero. De la misma manera, para una persona que se debate en el mar de los deseos innatos, que alguien le diga unas pocas palabras puede ser de gran ayuda. Ninguna buena acción se pierde, no; tampoco una mala acción, porque esa también tiene su consecuencia. Por eso, hagan el esfuerzo de evitar hasta el más pequeño rastro de actividades malvadas. Mantengan puros sus ojos. Llenen sus oídos con palabras de Dios e historias de acciones santas; no les permitan escuchar calumnias. Utilicen la lengua para decir palabras buenas, amables y verdaderas; que ella siempre les recuerde a Dios. Este constante esfuerzo debe otorgarles la victoria. (Prema Vahini, Capítulo 27)